Mi verdad de las mentiras.
Antes se decía que las acciones dicen más que mil palabras, ahora eso ha cambiado bastante, creo que ahora la frase sería: "una imagen dice más que mil palabras". Es cierto que conseguimos mucho con la adecuada construcción de nuestra imagen, es parte de las exigencias del mercado audiovisual, es parte de la realidad laboral, sin embargo cuánto de nuestra auto-imagen consideramos auténtica. Sabemos que nos pide el mercado, pero: ¿realmente sabemos lo que nos pide nuestro corazón?.
Vivimos rodeados de iconos de belleza, arquetipos que buscan satisfacer las sensaciones humanas, estimular nuestros sentidos, asociando nuestros deseos emocionales a productos que son necesarios vender para mantener el ciclo de vida del mercado.
¿Cuán bien construida está nuestra autoimagen?. ¿Cuánto de nuestra imagen es simplemente producto de lo que hemos visto, deseado ser, vivir, pensar?. ¿Cuánto de lo que configura nuestra imagen es auténticamente nuestro?.
No se trata de negarnos a la