Ella caminaba frente a todas desde su carpeta, cada paso que daba era lento, como meditado. El docente no la deja de mirar a los ojos, como tratando de someter su voluntad. Ella duda, reflexiona, camina más lento. Llega a la pizarra, sus ojos se desorbitan, su respiración se vuelve enrarecida, sus manos sudorosas, el docente le pregunta sobre el tema que están estudiando, ella no contesta, el docente insiste, ella no dice nada. Cuantas veces te ha pasado esto cuando sales a exponer algo, o a realizar algún ejercicio al frente. Seguramente te has preguntado por qué te pones tan nerviosa. Cuántas veces te han pedido que salgas al frente y lamentablemente en todas las veces pasa lo mismo. Te puedo dar muchos consejos sobre cómo controlar tus nervios, sin embargo, no servirán de nada si no te das cuenta de algo simple, pero al mismo tiempo complejo de asimilar. Se resume en lo siguiente: Una vez le preguntaron a un gran guerrero, cómo hace para ser tan valiente, seguramente no tienes miedo