
Alguna vez después de brindar una
serie de argumentos, ejemplos, testimonios en video de grandes empresarios, de
sustentar racionalmente los beneficios que trae actuar éticamente. Un
estudiante con total convicción de lo que decía, hasta con tono de voz de
autoridad pide la palabra y yo reconociendo que es un estudiante perspicaz,
cuestionador, pero siempre propositivo, le doy la palabra para que brinde su
opinión, más aun recurro a mi autoridad como docente para que todos los
estudiantes presten especial atención. El estudiante en particular dice:
“Profesor, espero que no se ofenda con lo que voy a decir a continuación… Mi
mente fue rápida, quise intervenir y mitigar los posibles daños de su explosiva
opinión, pero no hice nada, me arriesgué a escuchar estoicamente el arrebato de
supuesta racionalidad que el estudiante iba a enunciar… él continua… “profesor,
creo que todo lo que nos dice sobre la ética es bonito, pero francamente hay
que decir la cosas como son!… esto de la ética es puro cuento”. Sentenció el
estudiante. Acompañando su expresión con todo la expresividad posible de
comunicación no verbal que denotaba absoluta convicción de sus afirmaciones.
De eso ya han pasado casi 4 años,
lo recuerdo como si fuera ayer y principalmente recuerdo la sensación de derrota
que me produjo aquella vez. Ahora ya después de algunos años profundizando en
la comprensión de la importancia de la ética, estoy convencido de una
específica idea: “la ética es simplemente el intento sincero de buscar racionalmente
el saber vivir bien, sin dañar a otros”. Si el intentar vivir bajo esta
perspectiva es vivir en un cuento, pues todos debemos de convertirnos en Peter
Pan. Tal vez así podamos ser más felices.
Por. Angel Crovetto