La habitación

Un día entré a mi habitación y miré la cama y estaba vacía, una cama grande en un cuarto que da a un gran ventanal, por las mañanas entra mucha luz, pero ella prefería tener las cortinas cerradas, le encanta dormir hasta tarde… algunas veces yo salía temprano a trabajar y ella dormía, regresaba de dar mi clases por la mañana y ella seguía dormida, me acercaba sigilosamente a ella y le daba un beso en la mejilla, así abría sus ojos y me regalaba una bella sonrisa. 
Ella estaba a mi lado. Ahora miro mi habitación y ella no está, no vuelve aún, está en otro país, y en el silencio de la noche y en una habitación casi sin vida para mí, se formulan preguntas impronunciables en voz alta, pero que mi mente no puede detener: ¿y si no vuelve nunca?... esa pregunta me da vuelta en la cabeza, me atormenta, derrite mis ideas y lo funde en algo que hace tiempo ya había olvidado en una caja y le había puesto llave… algo que no había pensado ni sentido desde que ella entró en mi vida, ese algo es la “soledad”. Ella no está en mi habitación, mi cuarto tiene algo de olor a muerte, todo está frío, estoy solo… Ella aún no regresa… no regresa… sigo repitiendo en voz cada vez más fuerte…


Ella en mí cama se acerca y me dice en su voz baja y dulce: calma amor… es solo una pesadilla, yo ya regresé de viaje, estoy aquí contigo… y en ese momento despierto y la abrazo fuerte. Gracias Dios!, solo fue una pesadilla!... o es que en realidad sigo dormido?

Por Angel Crovetto

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